En el campo de la enfermería, la evolución profesional es fundamental para lograr una carrera exitosa y satisfactoria. Pasar de ser una enfermera novata a una educadora experta no es un proceso fácil, pero con perseverancia, dedicación y los consejos adecuados, es posible alcanzarlo. En este artículo, exploraremos los desafíos y logros de esta evolución profesional y proporcionaremos valiosos consejos para ayudarte en tu camino hacia la excelencia en el campo de la docencia en enfermería.
De enfermera a educadora: ¿Cómo dar el siguiente paso en tu carrera?
Relativamente pocas enfermeras educadoras reciben la formación pedagógica formal necesaria para transicionar sin problemas del rol de enfermera clínica al rol de educadora de enfermería. La falta de ella crea una disonancia entre la práctica clínica y la académica, la cual deja a la enfermera educadora en situaciones desconocidas.
La experiencia de las enfermeras educadoras novatas es un componente crítico que contribuye a la probabilidad de que los educadores continúen una carrera en la educación de enfermería, o la abandonen apenas la inicien. Un componente esencial de aprender a ser un educador es aprender cómo enseñar con eficacia y preparar evaluaciones útiles para los alumnos.
Los motivos que pueden afectar la práctica educativa en el ámbito clínico pueden ser de orden personal, ya que en ocasiones existen profesionales que no poseen las competencias necesarias para desempeñar adecuadamente esta práctica. Por otro lado, pueden existir factores externos propios del contexto institucional o del puesto de trabajo, que también pueden interferir en el ejercicio del rol educativo.
Si tomaramos en cuenta los modelos de desarrollo, tenemos en cuenta que uno se mueve a través de una serie de etapas a medida que se desarrollan la habilidad y la competencia, y cada una de las etapas requiere una menor supervisión y asistencia a medida que aumenta la competencia y la experiencia.
El modelo de Dreyfus del adulto de la adquisición de habilidades es uno de esos modelos, el cual Patricia Benner a su vez, modificó y señala que los cambios en los niveles de rendimiento se pueden comparar a lo largo del tiempo, y que la habilidad y la experiencia se adquieren a través de la repetición de tareas.
Patricia Benner fue una teórica de la Enfermería que estableció los niveles de adquisición de destrezas en la práctica de la Enfermería en la obra de 1984, titulada “De Novato a Experto: Excelencia y Poder en la Práctica Clínica de Enfermería” . Benner utilizó descripciones sistemáticas de cinco etapas, a través de las cuales se va moviendo la persona en el camino a ser experto:
- Novato: principiantes que no han tenido experiencia de la situación en la que se espera que actúen.
- Principiante avanzado: aquellos que pueden demostrar un desempeño marginalmente aceptable, aquellos que han enfrentado suficientes situaciones reales para notar los componentes situacionales significativos recurrentes que se denominan “aspectos de la situación” en el modelo de Dreyfus.
- Competente: tipificado por la enfermera que ha estado en el trabajo en la misma situación o similar durante 2 a 3 años. Se desarrolla cuando la enfermera comienza a ver sus acciones en términos de objetivos o planes a largo plazo de los que es consciente.
- Eficiente: percibe las situaciones como un todo más que en términos de aspectos, y la actuación se guía por máximas. Las enfermeras eficientes entienden una situación como un todo porque perciben su significado en términos de objetivos a largo plazo.
- Experto: la enfermera experta, con una enorme experiencia, ahora tiene una comprensión intuitiva de cada situación y se concentra en la región precisa del problema sin desperdiciar la consideración de una amplia gama de diagnósticos y soluciones alternativas.
Reflexiones de una educadora experta: lo que he aprendido en mi camino de evolución profesional.
Mis primeros pasos en la educación
En mis días iniciales como educadora enfermería novata, solo puedo acordarme de los nervios que sentía cada vez que algún alumno preguntaba algo. Podía yo responder que no sabía algo, y aún así ser una buena docente?
Cada una de las clases las planificaba en detalle, y prestaba mucha atención a tratar de cubrir lo máximo posible del tema que me asignaban.
Mi tarea como educadora de enfermería “nuevita” ( a mi. nomás me suena algo despectiva esta palabra?) era enseñar la información teórica, y presentarles las “reglas”, es decir los objetivos del curso. Debido a que el enfoque de la lección estaba en lo que yo tenía que enseñar, hoy puedo decir que me perdía en los detalles, y en lo que debía cubrirse. Realmente no prestaba la suficiente atención a las necesidades de aprendizaje individuales de los alumnos a mi cargo.
A medida que iba pasando el tiempo, finalmente llegue a la fase de principiante avanzado. Ya me sentía más comoda con mi saber, y con mi hacer.
Todavía planificaba con mucho detalle las clases, pero veía que mi experiencia clínica en hospitales y sanatorios, me daba el aval de poder compartir mis vivencias de la práctica clínica en esos lugares, y eso hacia que mis clases fueran más amenas.
Creo yo que este momento de bisagra, entre ser educadora principiante y educadora principiante avanzada, lo fue sobretodo en cuanto a conocimiento, a sentirme cómoda con mi entorno de practica, y sobretodo reflexionar sobre mi trabajo como enfermera asistencial. No niego que en este punto, todavía me sentí intimidada por mis alumnos. Pero en este proceso de autoconocimiento, al menos ya respondía algunas de estas preguntas con un “Dejame que lo veo…dejame que busque más información al respecto.” El ambiente en el aula era más relajado y era más parecido a un ida y vuelta de preguntas y respuestas.
Docente enfermera competente
A medida que avanzaba en mi rol de educadora de enfermería – para ser profesora, todavía me faltaba- y estar ya en el nivel competente de Benner, puedo decir que ya no me enfocaba únicamente en el contenido, o en mis apuntes para comentar en clases. Más bien, empecé a aprovechar las experiencias clínicas y personales de mis estudiantes para incorporarlas al contenido que iba a desarrollar. Iba comprendiendo que para enseñar, el profesor no tiene que ser el foco. Aprendí también que si ellos tenían preguntas, y yo no las sabía, hacia extensiva esa pregunta, y la respuesta la formulábamos entre todos.
El conocimiento que podíamos adquirir a través de los libros, al cual agregábamos situaciones con pacientes reales, mejoró mucho el ambiente en mis clases, y fue un mejor espacio para el aprendizaje. Los estudiantes participaban más en las discusiones en el aula y estaban ansiosos por compartir sus experiencias y hacer preguntas.
Docente enfermera eficiente
Mientras me convertía en un educadora eficiente, la clases como las llamamos “magistrales” y el contenido de ellas, seguían siendo importantes, pero empecé a incorporar estrategias de enseñanza innovadoras en el aula.
Los trabajos en grupos los organizaba de acuerdo con las necesidades de aprendizaje expresadas o demostradas por los estudiantes. La simulación clínica, empezaba a ser una herramienta disponible, y la aprovechaba. Esas experiencias clínicas y personales de los estudiantes podían ser incorporaron a los escenarios, teniendo siempre en claro los objetivos educativos primeramente. Ser un buen facilitador, era una curva de aprendizaje casi en paralelo.
En Expertise in Nursing Practice, los autores describieron la eficiencia como una etapa de transición, porque una vez que la enfermera comienza a ver la relevancia de su cambio, una situación clínica del ahora, la piensa en función de alguna experiencia pasada para determinar prioridades, tomar decisiones y realizar sus actividades.
Educadora experta
Como docente experta, hoy tengo habilidades para poder diagnosticar en que parte del proceso de aprendizaje se encuentran mis alumnos. Me siento cómoda con quien soy como educadora y tengo confianza en qué plan seguir o cuándo es apropiado tener suficiente cintura, para “desviarme” de mi plan de clases. Como docente enfermera experta, tengo la capacidad de despertar en los estudiantes el deseo de aprender tanto dentro como fuera del aula. Aprender no es una tarea, es una aventura. Para ellos, para mí.
El clima en el salón de clases es enriquecedor. La práctica del experto, como la de la enfermera eficiente, se caracteriza por un razonamiento práctico comprometido, que se basa en una comprensión madura, perceptiva de las diferencias y los puntos en común que tienen las distintas situaciones, si las ponemos bajo un ojo analítico.
Los ingredientes solidarios de Meyeroff de ritmos alternos, honestidad, confianza y humildad se manifiestan en el salón de clases cuando interactúo con los estudiantes y los involucro en su aprendizaje. Estoy orgullosa de lograr un ambiente de aprendizaje divertido y atractivo; pero manteniendo la seriedad del aprendizaje. Desarrollo el espíritu de competencia entre ellos.
Las cualidades que definen a una educadora exitosa en enfermería
Tradicionalmente los grandes educadores han tenido tres tipos de habilidades:
- Carisma.
- Conocimiento de la materia que va a enseñar.
- Capacidad pedagógica.
La primera de ellas es innata y las otras dos requieren de una formación. Poseer solvencia técnica, a la hora de dar clases, le permitirá actuar con seguridad en la atención de los pacientes, transmitiendo esa misma seguridad a sus alumnos,.
Otra característica que puede definir a una educadora exitosa, es la de ser un impulsor crítico y asesor. Ser exigente consigo mismo, y capacitarse permanente, con los nuevos avances de la ciencia educativa y con los avances en sus área de práctica asistencial.
Debe también poder desarrollar habilidades como comunicador de los mensajes y estimulador de la oportunidad de realización hacia mayores logros.
Así también debe demostrar apertura, flexibilidad y compromiso para asumir la experiencia como un aspecto de mejora de la profesión.
El camino de la evolución profesional en la enfermería: cómo la experiencia y el conocimiento transforman a una novata en una educadora experta.
Mejores enfermeras, lograrán mejores docentes en enfermería. Y mejores docentes, lograrán mejores enfermeras.
La evolución profesional en enfermería es un proceso fundamental para lograr una carrera exitosa y satisfactoria. Ser una enfermera novata y convertirse en una educadora experta no es fácil, pero con perseverancia, dedicación y los consejos adecuados, es posible alcanzarlo. Es importante que las enfermeras educadoras reciban la formación pedagógica necesaria para transicionar sin problemas del rol de enfermera clínica al rol de educadora de enfermería. La experiencia de las enfermeras educadoras novatas es crítica para que los educadores continúen una carrera en la educación de enfermería. Patricia Benner estableció los niveles de adquisición de destrezas en la práctica de la Enfermería, y cada etapa requiere una menor supervisión a medida que aumenta la competencia y la experiencia.
Convertirse en una enfermera educadora experta lleva tiempo y esfuerzo, pero con dedicación y reflexión sobre la propia práctica, es posible mejorar continuamente y tener éxito en la enseñanza de enfermería.
Y a vos, como te fue en tu experiencia de educadora?
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