Imagina que entras a una sala de simulación. Todo parece estar listo: los maniquíes están en su lugar, los monitores parpadean con signos vitales simulados y el caso clínico promete ser un desafío emocionante. Pero a los pocos minutos, algo no funciona.
El equipo no se comunica bien. Nadie toma la iniciativa. Las decisiones tardan en llegar y el estrés se acumula hasta convertirse en caos. La frustración es palpable.
Lo más irónico es que el objetivo principal de este escenario era, precisamente, enseñar trabajo en equipo.
Ahora cambia de perspectiva. Imagina un día cualquiera en un centro de simulación: educadores, técnicos y coordinadores ajustando cada detalle para que todo salga perfecto. Pero detrás de escena, hay silencios incómodos, información que no llega, roles que no están claros. Y entonces, la simulación no es la única que falla: el equipo que la hace posible también está descoordinado.
Lo que sucede dentro del escenario no es muy distinto de lo que ocurre fuera de él.
Equipos que fallan vs. Equipos que funcionan
Durante el Congreso de Simulación del Hospital Garrahan, Ben Stobbe, experto en liderazgo, hizo una afirmación que resonó en todos nosotros: formar equipos efectivos no es opcional, es esencial.

Porque no basta con reunir a personas en una sala y esperar que trabajen juntas. Se necesita intención, estrategia y una cultura organizacional que fomente la colaboración real.
Como médica y educadora en simulación, esta charla fue un recordatorio poderoso: en simulación no solo enseñamos habilidades técnicas. También formamos equipos, construimos confianza y preparamos a los profesionales de la salud para tomar decisiones bajo presión.
Si no pudiste escuchar a Stobbe en vivo, aquí te comparto algunas de sus ideas clave y cómo podemos aplicarlas para cerrar la brecha entre lo que enseñamos y lo que realmente hacemos en nuestro día a día.
1. Las personas correctas en el lugar correcto
El primer paso para construir un equipo sólido es asegurarse de que cada persona esté en el rol adecuado.
Stobbe enfatizó la importancia de reconocer tanto el talento actual como el potencial futuro de cada miembro del equipo. No se trata solo de contar con expertos en simulación, sino de formar un equipo que se comunique, colabore y crezca juntos.
Estrategias clave:
- Evaluaciones continuas: Revisar regularmente las fortalezas y áreas de mejora del equipo.
- Apoyo al desarrollo: Brindar recursos para potenciar el crecimiento profesional.
- Claridad en los roles: Definir expectativas y responsabilidades desde el inicio.
Cuando colocamos a las personas en el “asiento correcto”, la simulación fluye mejor. Un equipo alineado hace la diferencia entre una sesión caótica y una experiencia de aprendizaje efectiva.
2. Reconocer las motivaciones del equipo
Un dato impactante de la charla de Stobbe: solo el 21% de los empleados están realmente comprometidos con su trabajo. El 50% simplemente “cumple” y el 29% está completamente desconectado.
¿Te suena familiar?
En simulación, nos enfocamos tanto en los resultados técnicos que a veces olvidamos algo fundamental: conectar con las personas que hacen posible cada experiencia de aprendizaje.
Dos tipos de miembros clave en un equipo:
✨ “Rock Stars”: Profesionales que aportan estabilidad y consistencia.
🚀 “Shooting Stars”: Personas con ambición que empujan al equipo hacia la innovación.
Un equipo exitoso necesita ambos perfiles. Conocer qué motiva a cada miembro ayuda a distribuir tareas de manera estratégica y a mantener el compromiso a largo plazo.
¿Cómo fomentar el compromiso?
- Asignando tareas alineadas con los intereses y fortalezas de cada persona.
- Fomentando un ambiente donde se reconozcan los logros, por pequeños que sean.
- Creando espacios para el desarrollo profesional y el crecimiento personal.
Cuando cada miembro del equipo siente que su trabajo tiene un propósito, el impacto en la simulación se nota.
3. Cultura organizacional: el verdadero motor del cambio
“La cultura se come a la estrategia para el desayuno.”

Puedes tener el mejor plan de simulación, el equipo más avanzado y los escenarios más innovadores, pero si la cultura organizacional no apoya el trabajo en equipo, todo se desmorona.
En un entorno de simulación, donde la colaboración es clave, necesitamos una cultura que:
- Promueva la seguridad psicológica: Un lugar donde todos puedan expresar ideas sin miedo al juicio.
- Fomente el liderazgo compartido: No todo debe recaer en una sola persona.
- Impulse la comunicación abierta: Que la información fluya sin barreras.
La cultura organizacional no es un conjunto de valores escritos en un manual. Es lo que hacemos todos los días.
4. Celebrar los logros: el combustible de la motivación
A veces, en la simulación clínica nos obsesionamos con identificar errores y olvidamos reconocer los aciertos.
Celebrar los logros no es un lujo. Es una necesidad. Un equipo motivado aprende mejor, trabaja mejor y simula mejor.
Pequeños gestos que hacen la diferencia:
- Agradecer públicamente un buen desempeño.
- Dar espacio a la creatividad e innovación.
- Equilibrar la exigencia con el bienestar del equipo.
Al final, la simulación no solo es una estrategia de enseñanza. También es una forma de evaluar cómo trabajamos juntos, cómo enfrentamos el estrés y cómo construimos confianza en los momentos críticos.
Conclusión: Equipos sólidos crean simulaciones efectivas
El éxito de un programa de simulación no depende solo de la tecnología o los métodos de enseñanza. Depende de las personas que lo hacen posible.
Implementar estrategias como las mencionadas por Ben Stobbe puede transformar la forma en que trabajamos en simulación. No solo para mejorar el aprendizaje, sino para construir un entorno donde cada miembro del equipo se sienta valorado, motivado y preparado para dar lo mejor de sí.
Asistir a congresos de simulación es clave para seguir creciendo. No solo nos permite actualizarnos con las mejores prácticas, sino que también nos da la oportunidad de compartir experiencias, construir redes y aprender de quienes ya han recorrido el camino. Charlas como la de Ben Stobbe nos recuerdan que la simulación es mucho más que tecnología: es cultura, liderazgo y equipo.
Agradezco enormemente la generosidad de Ben por compartir conmigo su presentación, lo que me permitió traer de manera más clara y enriquecedora sus enseñanzas a este blog. Porque el conocimiento cobra aún más valor cuando lo compartimos.
Hola rocío,
queria darte la enhorabuena y las gracias por tu articulo. Me he sentido muy identificada en las dificultades que describes y tus reflexiones me dan ideas para continuar avanzando.
muchas gracias!!
Hola Angela! 💖
Muchísimas gracias por tu mensaje, de verdad que me llena el corazón leerte. Saber que mi artículo resonó contigo y que te ha dado ideas para seguir avanzando es una de las cosas más bonitas que me podrían decir. La verdad es que escribir sobre estas cosas no siempre es fácil, pero leer comentarios como el tuyo me recuerda por qué lo hago.
Me alegra mucho que te hayas sentido identificada, porque al final eso es lo que nos une: compartir nuestras experiencias y aprender juntas. Si en algún momento quieres seguir hablando del tema o compartir tus reflexiones, ¡aquí estoy! 💕
Un abrazo enorme y de nuevo, gracias por tomarte el tiempo de escribirme. ¡Es un regalo saber que mis palabras te acompañan! 🌸